Un hombre que se va.
Autor: Julio Gómez F.
Cuando te miro,
cuando te siento hablar,
cuando te siento llegar
por el pedregoso camino
de los campos lejanos...
mi corazón se estremece de dolor,
mis ojos se desalientan
y mis labios, sin decir una palabra,
se llenan de miedo y de amargura.
¡Cómo sufres!
¡Cómo padeces!...
Tu cuerpo robusto y tu rostro alegre
ya se van desvaneciendo
en el silencio de los años...
¡Te vas, no te detienes!
Sé que pronto no estarás entre nosotros,
donde encontrabas a veces
los brazos tibios de mi adolescencia...
Los niños desnudos lloran a tu lado
buscando tus cálidos brazos,
Pero tú no les escuchas ni les dices nada...
no les das un beso...
ni un abrazo.
La floja silla donde descansabas
va quedando sola junto a la ventana.
Dedicada a mi padre, Benigno Gómez, en la postrimería de su vida, el 1970. El mismo obtuvo el cuarto lugar en un concurso de Poesía, promovido por
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