La Columna.
Por El Columnista
I
Quise iniciar con otro nombre esta columna no de soldados organizados para la guerra--; pero luego opté por darle este título El Columnista, quizás nada agradable para algunos que desconocen que muchas verdades dichas en broma son mejor digeribles por el cerebro.
El Columnista (y ustedes que me leen no vayan a creerse que estoy disfrazando al comunista, porque en ocasiones a través de ella llegue a hablarles a ustedes de los pobres). Ser comunista no es ser pobre, ni pobre ser comunista. Tampoco rico no entraña ser enemigo de los pobres. Sin duda que ambos pueden convivir en una sociedad democrática y pluralista.
Columnista es una palabra que parece derivarse de columna, pero la mía es de acero, para que no vaya cualquier guapote, aunque fuere el de Gurabo, a pretender destruírmela, o destruir a este su humilde productor.
Columna también puede tratarse de una expresión referida al latinismo colum o colon (los intestinos); y ya alguien querrá quizás asociarla al hambre (a la no ingesta de alimento) que de antaño padecen millones de hombres y mujeres en el mundo --¿Qué les mencioné anteriormente?-- mirando en vano desde la acera la caravana del Presidente, quien decía que “si la calle está dura, que se suban a la acera” y que sólo lo miraran y lo aplaudieran con la expresión ¡llegó papá! ¡llegó papá!...
Y hablando de papá, hay un compañerito y viejo militante del Partido en San Juan de la Maguana, que no quería que su barrio siguiera agonizando de la sed y tuvo el valor de decirle al Presidente: “Mi presi, aquí no hay agua na; a usted lo están engañando”. Y el guapo de Gurabo (era guapo si) sin pestañar ni pensarlo dos veces, le dice a Candelier: “Mira Candelier, ese loquito del grupo…que no está aplaudiendo, cógelo, amárralo y llévamelo al Palacio preso, por fresco. Pa que se respete y respete al Presidente. Pero eso sí, no me le des golpes como los que les diste a los tres tígueres del Cibao, que los echaste en la caja de una camioneta en la mañana y ya en la tarde estaban muertos”.
Y volviendo al colum, les aconsejo a mucha gente que en estos tiempos ¿de Leonel? Si del otro boroneo y la botadura de agua de tantos acueductos inaugurados, que no coman tanto “comer es primero”, porque el mucho comer puede causarles cáncer del colum (o colon); y si dudan de mí (pero no duden que saldré pronto) que se lo pregunten al mejor gastro-enteró logo del país. Y aquí sí que hay muchos y buenos.
II
Señores, como presidente, Hipólito era ayer igual a Leonel hoy. En muchas cosas, igualitos, y en otras eran diametralmente distintos.
Hipólito Mejia para las elecciones congresuales del 2002 --¡ofrézcame Dios mío! hizo cosas y cosazas para ganar ¿dije aplastar? las elecciones congresuales y municipales que a pocos no les dieron miedo y asco. A mí sí me dio, y de seguro que a usted, y a usted de al lado, a aquel también que me mira y a esa larga cola de pobres que sólo miraban a los de arriba sin poder hablar.
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