TEMA DE OPINION

Obama, sus canas y la Paz en el Mundo

(Julio Gómez Féliz).
Pensador-Escritor Dominicano

¡Ay caramba! Me da mucha pena decirlo, pero cuando el actual Presidente Barak Obama ascendió la presidencia en EE. UU. hace dos años, En su aparición en TV. en su cabeza se observaban escasas canas; sus cabellos eran casi en su totalidad casi negros. Era su cabeza la de un hombre joven que desconocía las preocupaciones que generan los trastornos y los problemas del poder. Era un joven líder amante de la paz que reflejaba ser un ser humano imbuido de ansias por el bienestar de la humanidad, y ello concitó una gran admiración e incluso expectativas, incluyendo a quien escribe, como ciudadano del mundo abanderado de la paz y la seguridad mundial.

Con esa concepción y percepción fue galardonado por el Jurado de Oslo, en Suecia (Europa) con el premio de la Paz, meses después de ascender al poder en Estados Unidos.

fuimos de los muchos en el mundo que se sintieron tranquilos y gozosos porque entendíamos, y aún hoy lo entendemos, que por fin un presidente de Estados Unidos le devolvería seguridad a millones de seres humanos que habitamos el planeta, de que a partir de entonces viviríamos en paz y libres los riesgos actuales de una tercera guerra mundial; luego de ver transcurrir cerca de 80 años abrumados del temor de que un presidente de la gran nación del Norteamérica, sin sentido de la vida ni del Dios Creador, desencadenaría un día la tercera guerra mundial, de la cual sólo escaparían quizás unos pocos individuos, especialmente los principales líderes y los altos mandos de las grandes potencias, quienes viven preparados para irse lejos al espacio exterior, en unos aviones especiales que se hallan construidos y habilitados para tratar de sobrevivir ante el desencadenamiento tal catástrofe mundial.

Por ello también nos sentimos regocijados con el premio Nobel de la Paz que le fue otorgado a este joven y extraordinario líder mundial.

Pero ¡ay! Al darse cuenta el Presidente Barak Obama, ese gran ser humano, que son más poderosas la autoridad que posee el núcleo o la estructura fáctica que en Estados Unidos opera, se mantiene, laboran y trabajan detrás del poder, son más poderosos que la propia autoridad que como Presidente posee Obama. Y quienes de un momento a otro decidieran que el mundo no debe seguir siendo como es en la actualidad: el paraíso que nos donó a los seres humanos el Creador y dador de la vida, el hogar común de más de cinco mil millones de seres humanos amantes de la paz y ansiosos del bienestar y la felicidad, como Dios lo dispuso, entonces tal situación vive perturbando al Dr. Barak Obama y de ahí sus súbitas canas, producto de sus sanas preocupaciones. Porque él como gobernante amante de la paz en realidad no quiere, no desea ordenar un solo acto que signifique la causa o que degenere en ese hecho fatal que todos los hombres y mujeres del mundo amantes de la paz tememos y al mismo tiempo rechazamos y repudiamos.

Estoy seguro que Obama anhela la paz estable, plena y duradera en el mundo de hoy, como la anhelan millones y millones de cristianos y gentes de paz, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos de Norteamérica, que sabemos que por egoísmo y por intereses mezquinos no deben morir en un eventual e indescriptible holocausto universal, miles de millones de niños en el mundo. No, ello no puede ocurrir.

Los niños son los ángeles que el Creador del Mundo, mantiene aquí para salvar y rogar por la humanidad y a ellos hay que proteger como forma de mantener la prolongación de la especie humana en los tiempos venideros. Se trata, pues, de un plan hermoso y perfecto del Creador.

Por ello entendemos que es un deber ineludible el que todos los hombres y mujeres del mundo nos opongamos de manera resuelta a la provocación, a los preparativos y al desencadenamiento de una tercera guerra mundial, porque, como hemos dicho, ello significará inevitablemente el fin, el exterminio de la raza humana en el planeta, de la cual sólo se salvarían quizás unos pocos que ante tal eventualidad se mantienen preparados. Estos seres del mal quizás lograrán escapar de tal desgracia, pero nunca del juicio implacable de nuestro Creador, a quien sí que nunca nadie, ni ayer, hoy ni mañana pudo ni podrá vencer ni destruir.

Creo que una tercera guerra mundial no es inevitable. No ocurrirá porque ella esté predicho que ocurrirá. No es cierto. Su ocurrencia dependerá de la voluntad de los principales líderes mundiales, de las principales potencias existentes, de detenerla y de no propiciarla. Dependerá de su disposición de asumir los problemas de nuestras naciones con sinceridad y con humildad, pero con determinación.

Para ello debe imperar la sinceridad y desterrar el egoísmo y la insensibilidad, y sobre todo, saber que la parte no es el todo; que los hombres no somos el todo en el universo, en el mundo, sino una parte diminuta de la totalidad. Que la totalidad es Dios que nos creó. Que la parte no puede nunca ser la parte dominante del todo. El todo se impone porque está por encima de la parte, el hombre.

10 de enero año 2010.

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