DOS PUEBLOS HERMANOS. TEMAS REGIONALES

LOS CONFLICTOS DE CACHONEROS Y CABRALEÑOS
VIENEN DE LEJOS.

Julio Gómez Féliz
Escritor de Barahona (República Dominicana)

Entre los años 1942-1943, en El Calchón se produjo un hecho de sangre que sin duda marcó el inicio de las relaciones tirantes y nada fraternas entre ese pequeño poblado y Cabral; dos pueblos caracterizados por la guapeza y el orgullo; heredada tal conducta de sus ancestros, posiblemente.

Pues bien, en esos mencionados años –más de medio siglo atrás en el tiempo-los rinconeros Carlitico Báez y Loló Féliz Cleolfa, su primo hermano, a quienes siempre les agradaron las fiestas, los bailes, el ron y las mujeres, solían viajar frecuentemente al Cachón a tomar ron, a fiestar y buscar mujeres, que al decir de los viejos de la época, eran de las más serias de la zona. Y resultó en esa época que, estando dichos señores en pleno baile en un lugar público de cachón, se armó un pleito en el cual Carlitico Báez recibió una puñalada en un lado del estómago; y así herido este rinconero continuó bailando como si nada le hubiese ocurrido.

Rato más tarde, el herido fue llevado a su pueblo en estado delicado, de lo cual logró sobrevivir; sin embargo, este hecho fue visto por muchos cabraleños como un desafío inaceptable, y optaron por preparar un grupo, el cual en hora de la noche, se dirigió al poblado de Los Pérez y Los Gómez –que entonces eran las dos principales familias del lugar—y allí procedieron a atacarlo, logrando incendiar no menos de diez casas (o bohíos) de los lugareños, quienes se llenaron de pánico ante la acción de los rinconeros, logrando muchos esconderse.

Ese suceso, al parecer marcó el inicio de la enemistad ancestral que hoy subiste y se manifiesta entre ambos pueblos.

Fue por ello que, cuando el régimen tirano de Rafael Leonidas Trujillo se propuso introducir o reprogramar el mapa político-administrativo de la provincia de Barahona, al enterarse de dicha rivalidad entre cabraleños y cachoneros, no obstante hallarse a menos de tres kilómetros de distancia, decidió finalmente conferirle tal dependencia de la entonces sección de El Cachón al municipio de Barahona, y no a la Común de Cabral.

En esos lejanos años de la década de los años cuarenta del siglo XX, los moradores del Cachón –una parte de ellos--, expresaron a las autoridades del gobierno en la provincia de Barahona, su rechazo a ser dependientes de las autoridades municipales de Cabral. A partir de ese momento, las muchas actividades comerciales y sociales que realizaban los cachoneros en Cabral de forma social, hermanada y pacífica, que realizaban tanto sus hombres como sus mujeres, quienes diariamente acudían a Cabral a ofertar sus productos comestibles, como eran los casabes, cueros, etc. fueron siendo descontinuadas casi de forma brusca.

Y es por ello que en la actualidad los cachoneros, para realizar sus actividades comerciales, prefieren hacerlo en la ciudad de Abona y no en Cabral, que se y halla a menos de tres kilómetros de distancia. Esta ausencia se comenzó a manifestar incluso en los propios estudiantes de primaria y de secundaria que tradicionalmente solían trasladarse a esta población a recibir el pan de la enseñanza, hoy en día lo hacen en los centros educativos de la ciudad de Barahona.

Todas estas conductas sociales de los cachoneros respecto de los cabraleños, se acrecientan al paso del tiempo, lo cual no deja de ser peligroso y lamentable, puesto que ambos pueblos crecen en población de forma vertiginosa, y cuando al cabo de varias décadas después sean pueblos con una elevada población, conviviendo en territorios muy próximos, pero en enemistados, obviamente que se correrá el riesgo de que se generen confrontaciones con imprevisibles consecuencias históricas; lo cual no es nada bueno ni conveniente, para ninguna de las partes ni para la provincia.

Mi opinión personal es que las relaciones de vecindad entre cabraleños y cachoneros no deben radicalizarse más de lo que están, puesto que ambos pueblos necesitan de unas relaciones de vecindad estrechas, sincera y fructíferas; de las cuales pueden beneficiarse mucho sus moradores.

En el amito comercial, se les puede sacar mucho provecho a los intercambios; los cachoneros, en vez de acudir a los mercados de Barahona para adquirir en sus establecimientos comerciales determinados artículos, bienes y productos, bien deberían hacerlo en los centros comerciales de Cabral, y así se ahorrarían muchos pesos.

Muchos productos que los cabraleños general en su territorio, deberían ser ofertados en este pueblo. y ser consumidos o usados por la gente del Cachón.

Tradicionalmente el pueblo de Cachón ha contado con mayor número de vehículos de transporte que los cabraleños, y ha sido mayormente a pasajeros cabraleños a quienes les han brindado el servicio. Además, los chóferes cachoneros forman parte del único sindicato de guaguas y minibases que opera en Cabral. Entre estos sindicalistas nunca se ha suscitado ningún conflicto gremial ni personal.

Finalmente, diremos que la única vía terrestre existente para hacer la travesía de Cabral a Barahona y viceversa, es la que pasa por Cachón desde hace más de dos siglos; y si las relaciones de vecindad entre estos dos pueblos se siguen deteriorando y radicalizando, de seguro que ambos pueblos confrontarán serias dificultades sociales en el futuro.

Pues aquí deberemos hacernos las siguientes preguntas y a la vez respondérnoslas con sinceridad: ¿Y por dónde transitaremos los cabraleños para dirigirnos hacia el pueblo de Barahona, sin pasar por el pueblo del Cachón? ¿Deberemos hacer la travesía por el pueblo del Peñón?

Tal hipótesis, señores cabraleños y cachoneros, es una barbaridad.


2 de diciembre, año 2010.

0 comentarios:

Con la tecnología de Blogger.